VILLALONGA: ANTAÑO Y AHORA
En la Comunidad Valenciana, y más concretamente en la comarca de La Safor, tenemos una gran desconocida para muchos paisanos, y que conviene destacar para que vayamos tomando conciencia de lo que es, de lo que ha sido, y de lo que puede –y debe- ser la localidad de Villalonga.
Recientemente, visitamos aquella población unos miembros de la Asociación Valenciana de Periodistas y Escritores de Turismo (AVPEYTUR), y pudimos observar, en vivo y en directo, algo que nos convenía conocer y, sobre todo, difundir.
Existen huellas desde el Neolítico en aquella comarca, donde la Naturaleza se ha recreado con un cerco de montañas conocido como “El Circo”, porque realmente aquello da la impresión de ser un antecedente de lo que en tiempos modernos hemos calificado casi como un anfiteatro.
Un destacado escritor valenciano ya dijo que la nostalgia es como el espejo retrovisor del coche, por el que miramos atrás para seguir avanzando. Y esto es lo que advertimos en Villalonga, que a lo largo de los siglos ha sabido estar siempre al día y en las posiciones oportunas. Pues si hablamos de aquellos tiempos remotos, no hay que ignorar que existen –y los comprobamos en la reciente visita- una impresionante industria de fabricación de dulces –“Dulcesol”, y no es hacer publicidad mercantil- que dejó boquiabiertos a los profesionales que allí estuvimos; aquel complejo sorprende a quien allí entra, pues nada más y nada menos que la enorme maquinaria es capaz de lanzar en una hora decenas de miles de productos sabrosos y dulces que son igualmente empaquetados por medios mecánicos para surtir mostradores de medio mundo.
Y no digamos de la hostelería y gastronomía. En Villalonga –y lo desconocíamos muchísimos valencianos- tienen un hotel de reducido número de habitaciones –“Casa Babel”- donde se ha cuidado en su instalación lo más moderno y avanzado, sin perder lo íntimo y entrañable. Una empresa hostelera que es capaz de competir, en comodidad e instalaciones, con lo más avanzado en la hostelería universal.
Y allí pudimos conocer también el plato más tradicional del lugar: el “blat Picat”, que es una forma de acompañar, con trigo molido –bueno, picado- los guisos más tradicionales de la comarca.
Entre medio, si van a Villalonga, no se pierdan el paseo del tramo del antiguo ferrocarril de Gandía a Alcoi, y que lleva a pie desde Villalonga a l´Orxa, con la conservación de su túnel que es necesario recorrer acompañados de linternas.
¡No se pierdan todo ello! Valencianos somos, y muchos de los aludidos visitantes no lo conocíamos.
Rafael Brines Lorente