Entorno a Valencia y en muchas de sus poblaciones, sobreviven testimonios de la arquitectura militar, restos o edificios que nos dan lectura de nuestra larga historia a través de los hechos de armas. Elocuentes testimonios que, en el caso que nos ocupa, está significado por la Torre de Torrent, un valioso legado de nuestro pasado musulmán. Una torre islámica que, como muchas otras existentes en el arco huertano cercano a Valencia, configuran un patrimonio poco conocido y, en gran manera infravalorado, considerado como de menor entidad, siendo, sin embargo, revelador de las formas de vida y organización de la sociedad andalusí, antes de ser sometida por la conquista feudal catalano-aragonesa. Popularmente hay una generalizada valoración del patrimonio referido solamente con la monumentalidad de los edificios, desestimando aquellos exponentes menores y que son, sin embargo, significativos documentos, a veces de gran trascendencia y que ayudan a interpretar nuestra historia.
La Torre.- Esta sólida y magnífica Torre se levanta exenta en medio de la amplia Plaza Mayor, en el núcleo del barrio viejo de Torrent. De origen islámico, es una de las torres más importantes entre las que conformaban el cinturón defensivo de Valencia, situada estratégicamente en el encuentro de las comarcas de L´Horta Sud, La Ribera del Xúquer y la Hoya de Buñol. Planta cuadrada de 13,35 por 13,90 de lado y de 22 metros de altura, ligeramente en forma de pirámide truncada, con cinco pisos, rematada por una terraza almenada.
En el año 1238 Jaime I hizo donación de la villa de Torrent, junto con la de Silla, a la Orden de San Juan de Jerusalén, la cual había conservado la titularidad del Señorío hasta el año 1847 en que pasó a ser propiedad del municipio: El escudo de la Orden aparece en las almenas de la Torre. En el siglo XIV, fue reforzada mediante un foso y una muralla que potenciaban su defensa frente a las máquinas de guerra y el asalto, pasando a ser parte de un castillo, en torno al cual se desarrolló la población medieval de Torrent. Cuando la fortificación resultó innecesaria, el castillo fue derribado y su espacio ocupado por construcciones civiles adosadas a la Torre, único elemento que se salvó. Dichas construcciones terminaron ciñéndola por sus cuatro costados, hasta que en 1970, fueron derribadas junto a los últimos y deteriorados restos del castillo. La esbelta Torre puede ser contemplada en toda su magnitud, liberada de los edificios que la ocultaban parcialmente y es, en la actualidad, orgullo torrentí, memoria patrimonial y distintivo en el paisaje urbano. Está declarada Bien de Interés Cultural con la categoría de Monumento.
Museu de la Torre.- El Museo refleja la historia y larga vida de la Torre, desde sus orígenes como defensa de las alquerías y escudo protector de Valencia, su posterior reutilización por los cristianos como fuerte dispositivo militar; su aprovechamiento en diversos fines y las modificaciones sufridas de adaptación a las necesidades de cada generación, en un proceso evolutivo unido a los momentos históricos más significativos vividos por la población. Exposiciones, paneles de excelente ejecución en el interior de las estancias, textos, dibujos y gráficos, recrean y documentan la alquería y la vivienda musulmana en los tiempos de la conquista y la vida en la Torre. Una ejemplar rehabilitación patrimonial que facilita al visitante la comprensión del edificio, su papel histórico y da respuesta a dudas e interrogantes que acompañan a las olvidadas torres musulmanas.
Museu Comarcal de l´Horta Sud “Josep Ferrís March”.- Este museo, ubicado en las cercanías de la Torre, expone los componentes materiales, útiles, herramientas, enseres, ropa, ajuar… de uso en el trabajo y en las formas de vida del campesinado valenciano a finales del siglo XIX en la l´Horta Sud. En una vivienda tradicional de labradores acomodados y conservada íntegramente en su estructura y configuración original, muestra en su diseño y organización su concepción para ser utilizada por la familia, la vida doméstica y en las exigencias del complejo trabajo de los ciclos agrícolas de la sociedad preindustrial en la Huerta.
La casa, con una amplia entrada y corredor de la calle al corral para el paso del carro, es el eje que articula la distribución de las dependencias en la primera planta y organiza la unidad productiva y doméstica familiar: vivienda, cocina, comedor, dormitorios, mobiliario, …el pozo, la almazara, donde se hacía el aceite, establo…Y, en la parte superior, l´andana, almacén de los productos agrícolas y de herramientas, espacio, también, para los cañizos destinados a la cría del gusano de seda, proveedores de una industria extinguida y memoria rural de la excepcional calidad alcanzada en nuestra tierra. El bien dotado Museo, es un centro de investigación etnológica, sede de exposiciones y de actividades culturales dirigidas a la difusión del patrimonio comarcal. Abierto al público, su visita es muy interesante, un viaje al pasado, al conocimiento de desaparecidas formas de vida y del profundo arraigo de nuestra sociedad con la economía y cultura agrícola.
Rafael Cebrián Gimeno