600 años del Miguelete: toda una caja de sorpresas contadas por su campanero

AVPYETUR

Una multitud de más de mil doscientas personas cada día, o más de 300.000 al año, suben a la torre campanario de la ciudad de Valencia, el Miguelete, su mejor icono promocional desde hace 600 años en que concluyó su primera construcción. Pero muy pocas tendrán ocasión de compartir una tertulia con su principal campanero, el antropólogo Francesc Llop, sin duda el mayor especialista en la torre del Miguelete, en sus campanas, y de la mayoría de Catedrales de España a las que ha estudiado “con pasión” como él mismo dice.

La Asociación valenciana de Periodistas y Escritores de Turismo (AVPYETUR) contó con su valiosa participación para la “tertulia turística” que organizó el pasado lunes, 20 de octubre, en el Cdt (Centro de Turismo) de la Generalitat valenciana, bajo el título “Otra forma de visitar el Miguelete”.

Francesc Llop, en la sala de campanas de la torre del Miguelete

Diríamos aquello de que “De casta le viene al galgo” porque el padre de Llop fue también el campanero mayor del Miguelete, Francesc Llop Lluch, que subía los 200 escalones de la torre incluso con 96 años de edad… y eso que son peldaños de 22 centímetros, frente a los 16 de las escaleras habituales en las viviendas.

Su hijo mayor no le va a la zaga. Francesc Llop i Bayo sigue ascendiendo a la torre a sus 75 años, varias veces al mes para el toque manual de campanas, que él recuperó después de décadas de olvido. Y en ese menester de hacer sonar las campanas, reconoce que uno de los momentos que más le llena es  lograr durante los volteos “parar” la campana mayor, la María: “te enfrentas a una masa de 4.000 kilos de bronce que se viene sobre ti y si consigues frenarla… entonces te quedas muy bien”.

Convencido de que la torre del Miguelete es el mejor símbolo de identidad de la capital del Turia, Francesc Llop recuerda que de las más de 400 comisiones falleras en Valencia, 200 tienen al Miguelete integrado en su escudo. Era también la torre emblema de los serenos nocturnos en Valencia y aún hoy, en 2025, una empresa de pinzas de ropa ha escogido “El Miguelete” como nombre y símbolo.

No hay cámaras secretas en la base de la torre

Escalera del Miguelete

Al Miguelete le pasa lo mismo que a la Catedral de Valencia, que es una “caja de sorpresas”. De hecho, según Francesc Llop, “hay una gran diferencia entre las catedrales del mundo entero y las de Valencia y México, porque estas dos catedrales miran al norte y no al este como las demás que estaban orientadas hacia Jerusalén”. El antropólogo y campanero lo atribuye a la buena convivencia que en Valencia hubo entre cristianos y musulmanes tras la conquista, dado que en esta ciudad se les permitió fuera de las murallas a los seguidores de Mahoma tener mezquitas -todas orientadas a oriente como es obligatorio en el islam-, hasta el siglo XVII.

Más de 200 personas refugiadas en el Miguelete

A lo largo de esta “Tertulia turística” Llop fue desgranando con ayuda de ilustraciones un sorprendente recorrido de abajo a arriba por el Miguelete, empezando por la base maciza de la torre, “donde no hay ninguna cámara secreta en contra de las leyendas que algunos alimentaron”.

La tertulia fue una oportunidad para conocer escenarios tan llamativos como la prisión o refugio del Miguelete situada en el primer nivel del campanario, Llop aseguró  “que en toda la torre llegaron a guarecerse al mismo tiempo hasta 200 personas en los distintos niveles, buscando protección”.

Subiendo luego por la escalera de caracol, se pueden ver marcas de canteros, impactos de balas y obuses de diferentes contiendas, y hasta grafitis medievales. Incluso, en la guerra de las Germanías, (siglo XVI) se levantó un muro en medio la escalera interna de la torre, a mitad del tramo para esconder en la parte superior de la torre el tesoro de la catedral (con todas las reliquias), eso sí, dejando un mínimo resquicio en la base del tabique para que les pasaran alimentos a los que se quedaron dentro custodiándolo. Con la llegada de la paz, sería derruido.

El reloj de 400 años, que acabó en chatarra; y el manejo de campanas, que fue para solterones

En su relato, el campanero nos introdujo en la “casa del reloj”. El esférico marcador de horas y su mecanismo interior, que durante cuatro siglos visibilizaron el paso del tiempo desde la Seo, fueron a parar a un almacén de chatarra hace ahora seis décadas por insólita decisión municipal y nunca más se supo de ellos.

El reloj de la Catedral, ya desaparecido

Luego, entramos de la mano de Llop con ayuda de fotos de época en la “casa del campanero”: paredes de cuatro metros de grosor en torno a una estancia donde vivía desde la Edad media el campanero con sus familia, hasta que en el siglo XIX quedó este oficio “reservado a solterones porque cuando se casaban las mujeres les decían, por lo general, que `eso está muy alto y ahí no se puede vivir´”. El último campanero que vivió en la “Casa del Campaner” fue Mariano Folch  que estuvo a cargo de las campanas más de sesenta años y que falleció en 1905.

Francesc Llop, en la tertulia turística

La web de los campaneros, un paraíso para buscadores de historias y sonidos

Estos y otros muchos más datos se pueden encontrar en la completísima web de los campaneros de la Catedral de Valencia que coordina el propio Francesc Llop, campaners.com, de excepcional utilidad para cualquier interesado en conocer la historia del Miguelete y de sus campanas. Aquí tienen un paraiso de documentación los medios de comunicación, y sobre todo, en especial emisoras de radio y plataformas digitales, porque pueden encontrar un amplísimo registro de sonidos de campanas, minuciosamente grabadas y catalogadas no sólo del Miguelete sino de otras muchas iglesias y catedrales de la Comundidad Valenciana y del resto de España. en sus diferentes toques y volteos 

Acabó Llop su recorrido en la parte alta de la torre, detallando las once campanas que coronan el Miguelete antes de culminar con el monumental “Miguelito”, que así habría que traducir correctamente “Micalet”, la  campana más grande de la corona de Aragón.  Y recordando las multiples e infructuosas propuestas que se realizaron en la historia para prolongar el remate final de la torre.

Francesc Llop i Bayo

Al términar la interesante tertulia, en la que Llop fue respondiendo a las preguntas de los participantes, el presidente de AVPYETUR le entregó como agradecimiento una placa conmemorativa en reconocimiento también a su valiosa y continua contribución para la difusión de las tradiciones valencianas.

Francesc Llop (València 1951) es doctor en antropología social y técnico jubilado de etnología de la Generalitat Valenciana. Ha dedicado toda su vida profesional a las campanas, los campaneros y los toques y en estos momentos coordina la web https://campaners.com posiblemente la más especializada en estos temas en toda la red.

Ha realizado numerosos registros de campanas, entre ellos el Inventario de campanas de las Catedrales de España por encargo del Ministerio de Cultura. Ha hecho y ha seguido propuestas de restauración en muchísimas torres de campanas, especialmente en las catedrales de València, El Pilar de Zaragoza, Sevilla, Pamplona, Huesca, Murcia o Santiago de Compostela entre otras.

En los últimos años está participando en diversos programas internacionales sobre restauración de campanas, especialmente en México.

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