La composición del maestro Padilla se escuchó en una zarzuela el 15 de octubre de 1924 en Barcelona
L.M.A.
Este martes, 15 de octubre, se cumplen cien años del estreno del más internacional de los pasodobles del compositor almeriense José Padilla, que dispararía la fama de Valencia por todo el mundo, exaltando la belleza de su tierra también como atracción turística, a través de una música muy pegadiza, que encabezó las listas de éxitos en EEUU y dió pie a películas, musicales y estilos de baile.
El pasodoble del maestro Padilla, que no se titulaba inicialmente “Valencia” y en cuya composición él dijo que sólo empleó cinco minutos, se escuchó por primera vez, el 15 de octubre de 1924 en una zarzuela, “La bien amada” , que se estrenó ese día en el teatro Tívoli de Barcelona, con la misma música del que hoy conocemos pero no con la misma letra.
La parte cantada del pasodoble en la zarzuela recreaba los amoríos entre unas hilanderas y unos pescadores en la costa valenciana que es donde se desarrollaba la obra. Sin embargo, “La bien amada” cosechó un fracaso de crítica y público tanto en el estreno barcelonés como en la consiguiente gira por otros escenarios españoles.
Padilla recibió a los pocos días la petición de una cupletista zaragozana, Mercedes Serós, para que le compusiera una canción sobre Valencia ya que iba a debutar en el Teatro Olympia de París con un atuendo típico de valenciana. El músico almeriense prefirió cederle el mismo pasodoble que había estrenado en “La bien amada” sin pena ni gloria, y le pidió entonces al autor de la letra de la zarzuela, José Andrés de Prada, que adaptara el texto del asodoble para hacerlo aún más valenciano. Y ésa es la letra con la que se canta desde entonces.

Tras el estreno en París, la canción, titulada ya “Valencia”, cautivó a “Mistinguett”, la diva entonces del Moulin Rouge, que la incorporó a su espectáculo, la grabó en francés en un disco, y a partir de ahí el pasodoble arrasó en los mejores escenarios: Londres, Roma, Berlín, Viena, Nueva York, Tokio… y hasta en Australia, donde se presentó en un programa de mano como Polka-Mazurca Valencia.
Gracias también a la profusión entonces de los gramófonos, los discos de pizarra y la puesta en marcha de las primeras estaciones de radio, el mítico pasodoble se propagó a velocidad inusitada, generó unos beneficios a su autor de 25 millones de francos franceses en el primer año tras su estreno en París. Solo en las primeras semanas se vendieron medio millón de discos de pizarra y, en un año, en todo el mundo, la cifra subió a 22 millones de discos.
Durante tres meses, de marzo a junio de 1926, el pasodoble “Valencia” permaneció entre los primeros lugares de las listas de éxitos en EEUU, lo que llevó a la Metro Goldwin Mayer a rodar una película muda, “Valencia”, hoy desaparecida y que tuvo entre sus protagonistas a Boris Karloff. Curiosamente, fue prohibida en España por el gobierno del general Primo de Rivera. Otra película se filmó en Alemania con el mismo título. La composición de Padilla fue incluida en musicales en Broadway y hasta se construyeron en EEUU varios teatros y salas de cine con el nombre de “Valencia”.
Entre las innumerables versiones del pasodoble grabadas desde entonces, sorprende que el astro argentino Carlos Gardel cambio la letra poniendo como protagonista a una gitana granadina y que la valenciana Concha Piquer se negó a cantarlo por entender que era impropia para su calidad como cantante, en contraste con Sara Montiel que sí cantó el “Valencia” del maestro Padilla y lo grabó.
La seducción turística de “la tierra de las flores, de la luz y del amor”
En cualquier caso, el influjo que tuvo la letra del pasodoble, tanto en su versión española, como en las adaptaciones inglesa o francesa, para exaltar la belleza de Valencia en todo el mundo y fomentar su atracción turística fue indudable.
Si la música representa, desde siempre, una de las principales motivaciones para viajar y visitar lugares (ya sea para asistir a conciertos, festivales o actuaciones musicales… o también para conocer in situ las descripciones que se hacen de esos lugares en canciones de éxito), es muy notable el tirón turístico que significó la letra del más internacional pasodoble compuesto jamás para difundir la belleza de Valencia por todo el mundo.
Así, el estribillo escrito en español José Andrés de Prada para la presentación en Paris en 1925, es el que se popularizó desde entonces y se mantiene hoy en día para el pasodoble, describe: “Valencia, es la tierra de las flores de la luz y del amor. Valencia, tus mujeres todas tienen de las rosas el color. Valencia, al sentir como perfuma en tus huertas el azahar, quisiera en la huerta valenciana mis amores encontrar”.
Y continúa la letra de la canción describiendo: “La blanca barraca, la flor del naranjo, las huertas floridas, almendros en flor, el Turia de plata, el cielo turquesa, el sol valenciano que van diciendo amor… Amores, en Valencia son floridos como ramos de azahar; quereres en Valencia sus mujeres con el alma suelen dar; pasiones, en la huerta valenciana sí te dan el corazón sus hembras ponen alma y ponen vida en un beso de pasión.”
En la versión francesa, “Valencia, tierra exquisita”
En la versión francesa del pasodoble, cuyo texto corrió a cargo de los escritores Lucien Boyer y Jacques Charles, la descripción de la hermosura de la tierra valenciana alcanza aún niveles más altos: “¡Valencia! ¡Tierra exquisita donde la brisa deja los azahares! ¡Valencia! ¡Dulce orilla donde la nube se lleva nuestros sueños de luz! ¡Valencia! Flor perversa que nos derrama todas las fragancias a su vez”, dice la versión francesa traducida al castellano.
Y luego continúa la letra en francés: “Te amo porque tuve la felicidad suprema en tu paraíso del amor. En la encantadora orilla bajo tu suave cielo, conocí la embriaguez desde nuestro primer encuentro. Valencia, aquí es donde el corazón ansioso, con ojos febriles, deja que se pose en mis labios el primer beso. Y desde esta aventura, llorando sin razón, siempre susurro esa misma canción. Para olvidar, quiero irme lejos de Valencia pero, por desgracia, esta canción nace de nuevo en mi memoria”.

Y en versión inglesa, “Valencia, siempre en mis sueños”
En el caso de la versión inglesa, que escribió Clifford Grey para acompañar la música del pasodoble del maestro Padilla, el estribillo, traducido al español, dice: “Valencia, en mis sueños siempre parece escucharte y llamarme suavemente. Valencia, donde los naranjos florecen por siempre. Envía la brisa desde el mar, Valencia, en mis brazos tengo tus encantos, debajo de las flores y también en lo alto”.
Y continúa el resto de la canción en versión inglesa: “Me amas, en Valencia hace mucho encontramos nuestro paraíso del amor. En un sueño mágico del recuerdo te vuelvo a ver, en ese antiguo pueblo lejano bajo los cielos de España; en esa ciudad de muchos romances, tan tímidas eran tus miradas.. Y rápidamente el sol baila a través de la ancha naranja… Valencia, en mis sueños siempre”.