La Sinfonía nº8 “De los Mil” de Gustav Mahler fue la gran rúbrica a los actos conmemorativos.
El pasado 25 de abril el Palau de la Música de Valencia cumplió treinta años en la bella labor de facilitar en sus instalaciones la difusión musical, arte que goza de enorme seguimiento en la sociedad de la Comunidad Valenciana. Hubo jornada de puertas abiertas, recitales, visitas guiadas, concierto de la Banda Municipal, incluso los visitantes pudieron ver y oír como ensayaba la Orquesta de Valencia, dirigida por el brioso Yaron Traub, la Sinfonía nº 8 “De los Mil” de Gustav Mahler, que fue la protagonista especial de los actos conmemorativos en los siguientes días 28 y 29.
El día de la efeméride la Banda Municipal, dirigida por Fernando Bonete, interpretó obras de Salvador Giner, Manuel Palau, A. Khachaturian/J. Ferriz y estrenó Jardines del Turia, obra compuesta por el citado director en homenaje al trigésimo aniversario del Palau. Concierto en el que fueron distinguidos el ex alcalde Ricardo Pérez Casado, cuya constancia ante el Ministerio de Cultura consiguió tuvieran en cuenta a la ciudad en el Plan General de Auditorios de 1983, y la citada Banda por su larga y fructífera trayectoria artística.
El Palau de la Música i Congressos está considerado como uno de los auditorios más importantes de Europa, y es muy elogiada su excelente acústica, lo que pudieron apreciar los asistentes los días 28 y 29, en mi caso el segundo, cuando la Orquesta acompañada por un elenco de solistas (Ricarda Merbeth, Julia Novikova, Ofelia Sala, Theresa Kronthaler, María Luisa Corbacho, Nikolai Schukoff, José Antonio López y Alfredo Garcia) y las más de 200 voces del Cor de la Generalitat, la Philharmonia Chorus, la Escolanía de Nuestra Señora de los Desamparados y el Orfeó Valencià, fueron dirigidos por el enérgico Yaron Traub para interpretar la citada sinfonía de Gustav Mhaler.
EL EMBLEMÁTICO EDIFICIO
El Palau fue proyectado por José María Paredes, premio nacional de arquitectura y artífice de edificios similares en Madrid y Granada, e inaugurado por el presidente Joan Lerma en un acto vespertino en el que estuvieron los ministros de Cultura, Javier Solana, y de Educación y Ciencia, José María Maravall, el alcalde de Valencia, Ricardo Pérez Casado, y otras autoridades, así como invitados, con destacada representación de la cultura, para llenar sobradamente los 1.770 asientos de la Sala Iturbi, la mayor del auditorio, donde la Orquesta Municipal de Valencia, dirigida por Manuel Galduf, interpretó obras de Manuel Palau, Joaquín Rodrigo y Manuel de Falla.
También hubo conciertos, con aforo total destacaron los diarios valencianos, el mismo sábado por la noche y el domingo, en éste con obras de Krzysztof Penderechi en sesiones matutina y vespertina, en la que también actuó el virtuoso guitarrista Narciso Yepes.
Las líneas modernas de El Palau de la Música i Congressos, como telón de fondo de la fuente y los jardines diseñados por el arquitecto español Ricardo Bofill para los tramos X y XI del viejo cauce del río Turia, lo convirtieron prontamente en edificio emblemático de una ciudad que aumentó posteriormente su patrimonio con más obras de estilos vanguardistas.
La transparencia es una de sus principales características del edificio. Una gran bóveda acristalada, integrada en el tramo ajardinado, sirve de acceso principal. La luz y la armonía exteriores se trasladan al interior a través del cristal, creando un ambiente cálido, que soluciona en los meses más calurosos un poderoso sistema de climatización.
Es un gran contenedor cultural con las Salas Iturbi y Joaquín Rodrigo como principales, y las gemelas Lucrecia Bori y Joaquín Soler, como complementarias y en las que también se celebran congresos, conferencias y otros eventos. Asimismo, hay un recinto para exposiciones, que tras una larga temporada inactivo prevén reabrirlo pronto, y la sala García Navarro, construida para ensayos cuando remodelaron la parte baja del edificio en el año 2002.
En un monolito de un jardín lateral se recuerda desde 1989 a José y Amparo Iturbi Báguena, ambos pianistas y él también compositor y director, y bajo el acristalado vestíbulo están los bustos sobre altos pedestales de la soprano Lucrecia Bori y del compositor, escritor y músico Eduardo López-Chavarri Marco, que les dedicó en 1998 y 1999, respectivamente, el Rotary Club Valencia Centro.
El Ministerio de Cultura financió la obra con cerca de 500 millones de pesetas y el Ayuntamiento de Valencia expropió terrenos y asumió la responsabilidad de la ejecución de la obra y el adecentamiento del entorno con prolongación de la Alameda hasta el puente Ángel Custodio.
Trasladaron instalaciones municipales y nuevos edificios revalorizaron zonas depauperadas desde que las riadas de 1957 destrozaron el barrio conformado por las calles Peñarrocha y Carles, en el comienzo de la avenida del Puerto, y las zonas aledañas.
De la música dijeron:
Es para el alma lo que la gimnasia para el cuerpo, según el filósofo griego Platón.
Compone los ánimos descompuestos y alivia los trabajos que nacen del espíritu, según Miguel de Cervantes.
El que escucha música siente que su soledad, de repente, se puebla, según el poeta inglés Robert Browning.
Es el arte más directo, entra por el oído y va al corazón, según la flautista Magdalena Martínez
Esteban Gonzalo Rogel