El pasado 21 de febrero bajo un cielo encapotado pero poco frío, los Amigos de los Castillos y la Asociación Valenciana de Periodistas y Escritores de Turismo realizaron una visita conjunta a este municipio, para ver sus encantos culturales y paisajísticos que los tiene a mansalva, como la ermita del Santo Cristo, la barroca iglesia de Santa María, el Castillo almohade, la ermita de san Jorge, la Torre de la Font Bona, y la Ruta dels Molins Paperers del río Vinalopó; ruta de la que se publicó la resolución de ocho días antes de la Conselleria de Educación, Cultura y Deporte para solicitar la declaración como Bien de Interés Cultural, con categoría de espacio tecnológico.
Tras una opípara comida en la centenaria Venta del Borrego, visitamos el Museo Valenciá del Paper de la mano de su director Joan Castelló Mora. Fue inaugurado el 25 de marzo de 1997 en la torre medieval “Font Bona” y el 21 de mayo de 1999 lo trasladaron al chalet de Villa Rosario, de principios de siglo, que está en un bello parque propiedad de Gregorio Molina Ribera, ilustre papelero nacido en la misma ciudad. Se está restaurando el Molí Font, uno de los más grandes molinos ubicado en el río Vinalopó, para hacer demostraciones de la elaboración manual del papel.
En la planta baja, vimos a través de unos paneles, la evolución histórica, social y económica del papel, desde su nacimiento en China (año 105 DC.) hasta su expansión por toda Europa; unos magníficos artefactos –maquetas, utensilios, formas o moldes originales como la maquina continua de finales siglo XIX y la prensa de madera de finales del XVII y principios del XX – recrean todo el proceso de fabricación del papel de escribir, de imprenta y de fumar. Su biblioteca es la más importante de la Comunidad Valenciana sobre este producto, un excelente centro para investigadores.
La segunda planta está dedicada a colecciones de carteles publicitarios, utensilios de publicidad, máquinas de liar cigarrillos, grabados y especialmente libritos de papel de fumar –unos mil trescientos- verdaderas obras de arte, desde el primer cuarto del siglo XIX hasta la actualidad. Las filigranas son marca de agua, figuras de animal o escudo heráldico de alambre fino, cosida al tejido metálico de la forma o molde con que se elabora el papel, el nombre y la ciudad de papelero para distinguir la calidad, la blancura, el encolado y los tratamientos de las materias primas. Contiene una brillante colección de trajes de papel procedentes de los concursos de confección – ya van por la décima edición- con cinco modalidades (infantil, moda actual, indumentaria, traje de noche y de novia).
La última planta se está restaurando para audiovisuales y realización de conferencias, exposiciones, etc…
Para finalizar, en el mismo Parque Villa Rosario, está el Museu de l’Espardenya, una agradable casa en la que se muestra la historia de un oficio artesanal, el del calzado tradicional de la población humilde.
Silvia Gonzalo