Una exposición, que se podrá visitar hasta el 20 de abril en el Centro del Carmen, para homenajear a la literatura popular de los llibrets de falla, donde en versos satíricos, en unas épocas más que en otras por motivos de censura, explicaban la temática y particularidades de lo que significaban la escenas y los ninots de una falla. Épocas con la sátira a primer golpe de vista y otras utilizando el doble significado, al que ayuda mucho la lengua valenciana.
Un repaso a 164 años en los que está considerado como primer llibret de la historia fallera “El conill, Vicenteta i Don Facundo” escrito por el suecano Josep Bernat i Baldoví en 1855 para la Placeta del Almodí de Valencia (Una de las cuatro fallas de ese año según Enrique Soler Godes), que fue impreso en el taller tipográfico de Fermí Gonzalo. Llibret que se vendía “a cinc cèntims”.
En el llibret de la Falla de Cullera del año pasado, grueso volumen tamaño A4, Guillem Alborch i Mallol dice que tuvo que pasar un decenio para que el llibret se popularizara y pudiera hablarse de diseño, siendo un acontecimiento clave el primero ilustrado, el correspondiente a la Falla de la Plaza de la Trinidad de Xátiva, cuyo lema era La Creu del Matrimoni, y fue elaborado y editado por el impresor Blai Bellver i Tomás en 1866. Con un formato de 15 x 21,5 cm. constaba de 64 páginas, inusual en la época, ya que durante la segunda mitad del siglo XIX y hasta bien entrado el veinte los llibrets de falla eran opúsculos con pocas hojas.
La eclosión del modernismo a principios del siglo veinte con la mejora de las técnicas de impresión y los premios que intentaban conseguir de Lo Rat Penat desde el año 1903 motivaron un paso cualitativo muy importante que, además, fue al compás de la importancia artística del monumento fallero y su fomento turístico con la revista Valencia Atracción como medio de divulgación destacado.
Guillem Alborch rinde homenaje a los numerosos dibujantes, pintores, grabadores e ilustradores habidos entre 1880 y 1920 : José Estruch Martínez, Pedro Guillem Viguer, Enrique Navas Escuriet, Enrique Pertegás, Luis Dubón, Daniel Archelos, Antonio Vercher,……. y el famoso Josep Renau, que en la Litrografía Ortega colaboró en muchos llibrets con ilustraciones y fotomontajes.
Califica como hueco sin creatividad a las décadas de los años cuarenta y cincuenta, donde las autoridades con la censura hacia los temas a tratar fomentaron la derivación hacia la monumentalidad, el barroquismo y el doble significado, y como eclosión del Por-Art a los años setenta y setenta del pasado siglo (pone como ejemplo el llibret de la Falla King Kong de 1978)
En la década de los ochenta comienza el paso para muchas comisiones falleras, más en otros municipios de la Comunidad que en Valencia, del llibret al libro con formato A4 y más de un centenar de páginas, costumbre que continua actualmente facilitada por los soportes informáticos pero disminuida por la enorme crisis económica que hay por doquier, ya que los llibrets son mayoritariamente financiados con anuncios y patrocinios.
Muestra a nivel Comunidad, siendo los 200 llibrets expuestos representativos de la evolución en Valencia y en la mayoría de los restantes municipios de su provincia, así como de varios en las de Alicante y Castellón, algunos con más de cien años de historia fallera. Incluso están expuestos ejemplares realizados por valencianos para fallas en otros países, principalmente de lengua española.
También están los llibrets ganadores de los premios que otorga la Generalitat desde 1993.
Un tema que me ha gustado comentar, ya que mi abuelo materno, el iaio que no conocí, escribió llibrets, y entre ellos el primero de la comisión Sevilla-Denia en 1929.
Esteban Gonzalo Rogel