Con anterioridad a la utilización del motor en la propulsión de las embarcaciones en la Albufera, la navegación tradicional se realizaba según dos modalidades de impulsión: con la pértiga y la fuerza humana, y la vela latina que aprovechaba las brisas en las zonas de aguas más profundas y abiertas. En ambos casos teniendo como embarcación de especial adaptación a las condiciones naturales del lago, el albuferenc, barca de quilla plana que hace posible la navegación con mínimos niveles de agua, por debajo de los 80 centímetros de profundidad media del lago, característica que define la topografía de los fondos de la Albufera. La vela se alternaba con la pértiga cuando la barca entraba en los canales o se movía entre las matas que impedían o hacían difícil la maniobra con la vela. Numerosas embarcaciones surcaban la extensa superficie de agua como medio de transporte de mercancías, arroz, pesca, enseres, personas, correo, los enfermos y…también a los difuntos. Su auxilio liberaba del duro esfuerzo de la pértiga y comunicaba con rapidez las distantes orillas del lago, facilitando el desarrollo de las tareas tradicionales asociados al medio acuático, agricultura, pesca y relación social. Hasta mediados del siglo XX, estas tareas propias de la vida en el lago, las cumplía El Ravatxol, la barca que unía y daba servicio desde el Port de Catarroja, al Palmar y al Perelló, en los extremos del lago.
La vela latina, de inciertos orígenes y reconocida antigüedad, utilizada con anterioridad al mundo clásico greco romano en todo el Mediterráneo, se supone que son los árabes transmisores de la técnica con la base de la vela triangular, también llamada de cuchillo y, ya de forma aceptada, latina, aunque también esta denominación resulta confusa. Su fácil y rápida arboladura, su posibilidad de tomar los vientos por ambas caras, incluso en las condiciones más adversas, casi perpendicular el eje de la barca, ha sido la razón de su utilización en ámbitos en los cuales la navegación, como es el caso de la Albufera, requería la rápida y fácil maniobra. Ya no se utiliza, reemplazada por el motor, pero se mantiene como actividad lúdica deportiva tradicional en regatas organizadas, un espléndido espectáculo de destreza y elegante ligereza, memoria de una bella y secular tradición que, entidades como la Associació de Vela Llatina de Catarroja, están recuperando como memoria y símbolo de los paisajes valencianos del hombre, la tierra y el agua, uno de los más bellos legados culturales de nuestras tierras.
L´Assocciació Vela Llatina de Catarroja.- Esta entidad fue creada en el año 1995 con el encomiable compromiso de la conservación de la Albufera y su entorno, de sus relevantes valores medioambientales y culturales, manteniendo con su práctica deportiva la milenaria tradición de la navegación con la vela latina. Una asociación que ha participado mediante comunicaciones en televisiones y encuentros de ámbito nacional e internacional, dando a conocer el legado cultural de la población de Catarroja, municipio que en su reciente pasado vivió en estrecha dependencia económica y social con la singularidad del lago en la explotación tradicional de sus recursos naturales, principalmente agrícolas y pesqueros, además de contar con los calafat, profesionales constructores de las embarcaciones.
Rafael Cebrian