La cuenca hidrográfica de La Albufera se ubica entre las de los ríos Turia, al norte, y Júcar, al sur[1], con una superficie de 917 km2, de una altitud media de alrededor de 150 metros. La profundidad del lago es escasa, con una media inferior a los 80 centímetros, aunque en algunos puntos llega a alcanzar los dos metros.
Ya en la época romana, el lago y su entorno, con más de 30.000 hectáreas, gozaron de especial admiración por su paisaje, vegetación y fauna. El rey Jaime I anexionó La Albufera y su Devesa al Patrimonio Real, y durante la Edad Media todos los monarcas propiciaron su protección, reservándose el dominio y prohibiendo expresamente su enajenación. El lago y su entorno sólo dejan de pertenecer al Patrimonio Real desde 1708 por la cesión de Felipe V al Conde de las Torres, hasta la recuperación por Carlos III en 1761, y por el regalo de Carlos IV a Manuel Godoy, hasta 1808. En ésta época la superficie del lago era de 13.972 hectáreas (cinco veces superior a la actual).
En 1873, por aplicación de las leyes desamortizadoras, el lago y su entorno pasaron a ser Patrimonio del Estado, y desde entonces se produjo un proceso de deterioro por la dejadez del Estado, que propició las apropiaciones de superficies lacustres por particulares, mediante aterramientos incontrolados para ganar terrenos agrícolas. En este desafortunado período, el lago sufrió una notable reducción, pasando de 8.130 a 2.896 hectáreas, en beneficio de la ampliación de la superficie del arrozal. Este fue el primer gran proceso de actuación negativa del hombre para La Albufera, pues hasta entonces la protección de que había sido objeto por parte de la Corona había permitido el mantenimiento de sus condiciones naturales.
Ello determinó que los responsables municipales intentaran conseguir la titularidad de la laguna, siendo la primera solicitud de mayo de 1905. Ley de 23 de junio de 1911, de las Cortes Generales, dispuso la cesión en propiedad, por parte del Estado, de la laguna de La Albufera y del bosque denominado La Devesa de La Albufera, al Municipio de Valencia, por el precio de 1.072.980 pesetas (921.819 pts. por la laguna y 151.160 pts. por el bosque). Dicha cesión se materializó el 28 de mayo de 1927, y en 1959 fue inscrita en el Registro de la Propiedad a favor del Municipio.
El Municipio de Valencia, al recibir el lago se comprometió a no desecarlo y a conservar el suelo de la Devesa como monte.
Esta situación se mantuvo sin apenas modificaciones hasta la década de los años sesenta, cundo dieron comienzo una serie de profundos cambios que, en un plazo sumamente breve, produjeron una importante disminución de los valores naturales en el aspecto cualitativo, a diferencia del período comprendido entre 1873 y 1950, en el que la alteración fue de carácter cuantitativo al reducirse la superficie del lago. En los años 80 el lago y su entorno se habían convertido en un espacio natural sumamente antropizado, que soportaba unos usos de suelo muy intensos, de tipo industrial, turístico y agrícola, la urbanización descontrolada del espacio litoral, la contaminación de los ecosistemas acuáticos, y cuyas consecuencias fueron la ruptura del equilibrio entre el hombre y su medio. El deterioro del agua del lago y la degradación de los sistemas dunares de la Devesa, alcanzaron tales niveles que prácticamente se les llegó a dar por perdidos.
Todo ello determinó que el Excmo. Ayuntamiento de Valencia, propietario del Espacio Natural, solicitara a la Generalitat, como Administración competente para establecer medidas legales de protección, conforme a la Ley 15/1975, de 2 de mayo, de Espacios Naturales Protegidos, el establecimiento de medidas legales de protección para “el sistema conformado por el lago de la Albufera de Valencia, su entorno húmedo y la barra o cordón litoral adyacente a ambos”
La Generalitat asumió la petición, “ante el carácter de urgencia que la intensa degradación ambiental del espacio requiere,…el objetivo de una rápida y eficaz protección de la Albufera y su entorno” (EM del Decreto de protección), y publicó el Decreto 89/1986, de 8 de julio, del Consell de la Generalitat Valenciana, de régimen jurídico del Parque Natural de la Albufera, desde cuya vigencia (el 24-07-1986), la Albufera de Valencia, principal zona húmeda de la Comunidad, es el primer espacio natural declarado Parque Natural por la Generalitat.
El Decreto da por sentada la importancia del espacio natural, pero reconoce la necesidad de “establecer una regulación de actividades que haga compatible el uso ordenado del espacio con el mantenimiento de los valores ecológicos”. Por ello, entre las distintas modalidades que la legislación contemplaba para la protección de espacios naturales, consideró que la de “Parque Natural” “es la más adecuada,…por permitir compatibilizar una adecuada protección del medio natural con el mantenimiento ordenado de los usos y aprovechamientos tradicionales y con el fomento del contacto entre el hombre y la naturaleza”.
El Decreto señala su ámbito territorial (art. 2), establece disposiciones de protección de carácter general (art.3), prevé un Plan Especial, de acuerdo con la legislación urbanística, y que contendrá unas determinaciones mínimas (art.4), prevé un Plan de Gestión (que fue aprobado por el Decreto del Consell 259/2004, de 19 de noviembre) (art. 5), establece la Junta Rectora del Parque Natural (art. 6), el Consejo Directivo (art. 7) y el Director-Conservador (art. 8). Como Anexo A contiene una “Delimitación del Parque Natural de La Albufera”, y como Anexo B la cartografía del ámbito de dicho Parque.
Transcurridos veinticinco años desde la entrada en vigor del Decreto protector, la visita al Parque nos permite apreciar a simple vista la recuperación del espacio natural. Pero lo más importante es destacar la colaboración general y espontánea de la sociedad en el mantenimiento y mejora del Parque, lo que confirma el aserto jurídico de que las normas no entran en vigor cuando se publican, sino cuando entran en la conciencia social.
Por ello, la real configuración de un sistema de protección de la Albufera y del monte de la Devesa, que subsiste y progresa en la actualidad, y que acaba de cumplir los 25 años, son merecedores de un reconocimiento, por lo que la AVPYETUR propone este año se le conceda el Premio “Cavanilles 2011”. Francisco Gregori.
[1] Equipo Técnico de la Agencia del Medio Ambiente, integrado por Carlos Auernheimer Arguiñano y otros. “Apéndice a la Guía de la naturaleza de la Comunidad Valenciana”, Levante-Agencia del Medio Ambiente de la Generalitat Valenciana, 1990.