EL CAMINO MORISCO DE LA CORTADA LA SENDA DE CAVANILLES A LA MUELA DE CORTES.

La memoria del pasado morisco en los paisajes de la Muela de Cortes.

El inmenso bloque calizo de la Muela de Cortes es parte estructural de la Plataforma del Caroig, nombre con el que los geólogos han designado un extenso contexto geográfico instalado en el centro de la provincia de Valencia, al extremo meridional del Sistema Ibérico, entre el Júcar, el Valle de Ayora, el Valle de Montesa y la llanura valenciana de la Ribera. Un vasto territorio de coloristas paisajes de gran riqueza natural y albergue en sus libres espacios de una fauna salvaje que tiene su más llamativo exponente en los numerosos rebaños de cabra hispánica. Hablar del Caroig nos lleva a la cita ineludible de Cavanilles, a la que todos recurrimos al hablar de este singular territorio de nuestra geografía: “El gran desierto valenciano”. Una definición válida para nuestros días, donde, paradójicamente, hoy refuerza su carácter descriptivo con una mayor profundidad humana del “desierto”. El agua, modelador y destacado componente de los fascinantes paisajes del Caroig, distribuye la pureza de sus caudales a través de una compleja y recóndita red de cursos erosivos, cursos escavados en el armazón calizo del sistema, con su máxima jerarquía en el Júcar.

El Júcar delimita al norte la Plataforma del Caroig con un amplio y encajado arco de su cauce, un pasillo erosivo que encañona, entre Cofrentes y Tous, las aguas del más caudaloso de nuestros ríos, dibujando en la quebrada de sus impresionantes desfiladeros uno de los más salvajes y bellos paisajes fluviales de nuestras montañas. Sus aguas sometidas por la moderna ingeniería e inteligentemente aprovechadas, abastecen y articulan un colosal sistema productor de energía hidroeléctrica y nuclear. Un complejo generador de gran potencia que tiene como contrapartida el impacto irreversible sobre el medio que ha modificado profundamente el paisaje natural y humano de algunos sectores de la cuenca. La necesidad de mantener constante la refrigeración de la central nuclear de Cofrentes, implica sostener un nivel permanente de las aguas en el embalse creado a tal fin. Embalse entre Cofrentes y Cortes de Pallás que con esta función atemperadora se ha convertido en un hermoso lago artificial, donde, al no haber retroceso de la altura de las aguas, no existe la degradación en el paisaje que acompaña en los embalses convencionales el descenso de los caudales retenidos. La tecnología, enmendando a la naturaleza, ha construido un espléndido paisaje del agua entre montañas y proporcionado recursos turísticos con sus encantadores parajes y sus 14 kilómetros navegables. La Muela de Cortes se alza sobre este lago, flanqueada por el espejo de las aguas, y a sus pies, bajo sus escarpadas laderas, se abre el diminuto y delicioso valle que recorre el arroyo de la Barbulla, despensa agrícola y cobijo de la población de Cortes de Pallás. Por Cortes no se pasa, está al extremo de la carretera de acceso, es un destino en si mismo que bien vale la pena conocer y sentir con plenitud el privilegio y la magnitud de sus paisajes naturales y humanos.

La Senda de Cavanilles a la Muela de Cortes.- Un espectacular camino de herradura construido por los moriscos, el histórico Camino de Almedreix, asciende en un sorprendente y audaz trazado entre los precipicios y franjas rocosas que con su inaccesible verticalidad amurallan las vertientes de la Muela. El camino de La Cortada comunica la población con la cúspide de la Muela homónima, evitando un largo rodeo a las gentes que subían a la extensa planicie a trabajar sus campos, apacentar los rebaños y a los usos del bosque. El camino, rebautizado como Senda de Cavanilles, es el modesto homenaje del Senderismo Valenciano a la memoria de nuestro botánico ilustrado, a sus enseñanzas de andar y ver por nuestras tierras, inmortalizadas en sus Observaciones. El maestro subió a la Muela por esta ruta a finales del siglo XVIII, dejando de su exploración emotivos relatos sobre la dificultad, dureza y atrevimiento del camino. Un camino que es, por sus características patrimoniales y paisajísticas, uno de los más bellos y notables de la trama caminera de nuestra orografía. Un significativo monumento en piedra seca, exponente de los obstáculos que el relieve impone a las comunicaciones en las montañas y la respuesta y voluntad humana de adaptación al medio a costa de un gran esfuerzo.

En 1609, durante la expulsión de los moriscos, la Muela fue un reducto de los amotinados que se negaban a abandonar la tierra donde habían nacido, donde se defendieron tenazmente al amparo de la fortaleza natural del relieve, hasta que, cercados por la unidades militares y sometidos por hambre y fuego, los supervivientes fueron conducidos a los puertos de embarque, camino de un incierto destino y epílogo del drama de los moriscos valencianos, de los otros valencianos. La resistencia y represión de los alzamientos de Cortes en la Muela ha quedado escenificada en el cuadro de Vicent Mestre (1613), una composición de encargo del Marqués de Caracena, Virrey de Valencia, un documento sumamente expresivo como forma de relato gráfico de los violentos acontecimientos del cerco a los sublevados. Sobre la cúspide de la Muela aparecen los moriscos concentrados; el camino de La Cortada serpentea entre las paredes y proas, tomando protagonismo en el cuadro; las unidades militares rodean posicionadas el bloque de la montaña y, a la derecha del cuadro y en las alturas, aparece el suicidio de mujeres lanzándose al vacío, una trágica decisión repetida en otros lugares, ante el justificado temor a la brutalidad de las milicias.

La Excursión a la Senda de Cavanilles.- Ascender por el histórico camino y culminar en La Cortada la altura máxima de la Muela de Cortes, es una bella excursión que compendia los valores culturales y paisajísticos ante el majestuoso relieve de su entorno. Una hora y media de subida y unos 400 metros de desnivel, un desnivel de cierta importancia que es bueno afrontar pausadamente y sentir en profundidad la solemnidad del paisaje, como un paraje privilegiado de observación sobre la variada geomorfología y la rica biodiversidad local y la fuerza de la naturaleza dominante sobre el paisaje transformado por la acción del hombre. Este camino excepcional e histórico, debiera contar con la distinción BIC (Bien de Interés Cultural), como reconocimiento a los valores que acumula. No es así: no ha merecido este reconocimiento institucional como patrimonio, reconocimiento, por otra parte, ausente en la red caminera de las montañas, infravalorada y considerada como obra menor. Subir por el camino, pisando la huella de nuestros antepasados y su obra de ingeniería popular, justifica el viaje a Cortes, sin olvidar que otros muchos atractivos del municipio complementan sobradamente la visita con la pluralidad de su oferta.

Rafael Cebrián Gimeno.

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